sábado, 21 de abril de 2018

Fin.

Me gustaría cerrar esta serie de publicaciones con un texto más extenso que me permita expresar sin barreras lo que para mi ha sido, es, y será, la vida que he vivido y que viviré.

Me he puesto frente al papel o el teclado en tiempos de necesidad desde hace ya mucho tiempo, y lo seguiré haciendo de aquí en adelante, solo que en un medio distinto. Este no ha sido el único, pero sí el más importante para mí en etapas de mi vida que ya pasaron. Esa necesidad de expresarme tiene raíz en el  descontento, en la angustia y en todas las experiencia mayormente negativas que he afrontado desde mi madurez temprana. Es la forma que tengo de intentar verme a mí mismo desde una perspectiva ligeramente distinta, de afianzar o construir una mentalidad que es parte de mí como tantas otras cosas. Tener un espacio donde poder verbalizar mis pensamientos y presentarlos ante mí me ha resultado, en general, algo positivo, aunque sin resultados directos visibles.

Todo este tiempo, reflexionar me ha ayudado a ver quién soy, cuáles son mis límites, y, sobre todo, conocer mis puntos flojos. Sé que soy una persona mentalmente débil e inestable, retraída en el ámbito emocional y con problemas para socializar. Problemas no de forma, sino de fondo, que subyacen en un plano más espiritual, más íntimo y filosófico. Para mí ha sido siempre algo privado, que me ha costado mucho poner sobre la mesa.

Creo que mi debilidad mental y espiritual viene acompañada por una fuerte voluntad de que esto no afecte a nadie más que a mí. Yo hago de mí una persona poco abierta en temas alejados de lo mundano, y a la vez yo soy el que lidia con los problemas que pueda tener en ese aspecto. Y esto, por mantener al resto de personas alejadas de mis problemas y evitar transmitir negatividad, que es a su vez un acto de mera coherencia. Si mi mente es mi templo privado, lo es en las buenas y en las malas.

Intuyo que el acto de cerrame en mí mismo me ha reforzado un sentimiento de insensibilidad, el cual me ha preocupado y me preocupa a lo largo de buena parte de mi vida. Una insensibilidad vista en relación a mí mismo, buscando casi siempre un punto de vista analítico y objetivo de mi forma de ser, mis acciones o mis preocupaciones. Puedo tratar de conocerme bien, pero a costa de no ser capaz de socializar conmigo mismo en un plano puramente emocional y más de andar por casa, por llamarlo de alguna forma. Desgraciadamente, no es algo que pueda o sepa controlar.

Esta forma analítica y un tanto fría de verme a mí mismo me han dado, a mi entender, la capacidad de ser empático y tener una actitud positiva en cuanto a los demás, a la vez que me he machacado y me he visto con los ojos del pesimismo a la hora de abordar situaciones. Tal vez en un intento de ganar fortaleza mental, de seguir aislado o de mantenerme en una zona de confort que, por desgracia, no es muy confortable. O puede que simplemente por razones más mundanas.

Soy casi un masoquista mental. No disfruto pasando malos momentos, pero cuando estos vienen, los enfoco con una actitud hacia mí que bien podría ser considerada desprecio. Por las razones dichas anteriormente. Y porque la inseguridad mental me viene siempre acompañada por inseguridad personal. Por un común miedo al fracaso, acentuado por una actitud que busca el bien a base del mal, que busca la comodidad externa a base del tormento interno. Eso en los malos momentos, claro. En los buenos es fácil vivir. Pero intuyo que, quien lea esto, se habrá dado cuenta de que los buenos momentos no son los que a mí me construyen como persona, sino los que me permiten realizarme.

He tenido momentos muy puntuales en los que he dejado a un lado, en bastante medida, las barreras que me impiden ser una persona abierta en todos los sentidos. Han sido momentos extremadamente duros, en los que romper las barreras ha devenido de romperme yo como persona. Es una terapia de choque casi inhumana, que no se detiene, que no comprende, que no puedo analizar. Esos momentos, únicos a su manera, representan la realización de los miedos que me impulsan a actuar como actúo. En uno de esos momentos me hallo. Por eso escribo. Por eso ya no hay barreras. Por eso, todo lo que me queda es escribir.

La mayoría de mis reflexiones, como esta, no tienen una conclusión. Es cada cual quien tiene que saber interpretar las cosas. En el fondo, deseo que cada persona tenga tanta espiritualidad como yo, o más. Aunque eso sí, espero que no vaya acompañada de todo lo malo que va con la mía.

Ojalá la vida nos trate a todos para que podamos construírnos sin problema.

domingo, 15 de abril de 2018

Acero Rojo

¿Algún día se detendrá la lluvia? 
Ha hecho frío demasiado tiempo. 
¿Por qué la lluvia sigue persiguiéndome? 
¿Podrá ser que me pierda en ella? 

Hoy la lluvia sigue cayendo
Como si nunca fuera a detenerse. 
¿Dónde encontraré mi refugio? 
¿Cuál será mi verdad? 

sábado, 14 de abril de 2018

Todo

Cuando se quieren expresar muchas cosas, es difícil enseñarse a uno mismo a hacerlo. Se requiere saber expresarse, abrirse, restringirse y respetarse. Se requiere amor propio, el mínimo posible.

Atenerse a la realidad evoca todo tipo de problemas. Lidiar con ellos puede verse como una opción, aunque sea oportunista. Yo he optado por dejarlos para cuando soy, pero no estoy. Es un castigo, igual que una necesidad. Lo importante es saberlo.

No soy quién para nadie. Solo soy para mí.

No me gusta.

sábado, 15 de abril de 2017

Prioridades

Me sorprende notablemente el sentido de falta de responsabilidad que noto en la gente. Hasta en los niveles más básicos. No puedo decir que mis acciones sean siempre las correctas, ni mucho menos, y más últimamente. Pero de verdad, me asombra hasta el punto de resultarme abrumador.

Creo que todo el mundo es consciente de las consecuencias de los actos básicos del día a día, no hace falta demasiado. No sé si las personas no tienen en orden sus prioridades, no se preocupan de sus actos, o simplemente, en el fondo, les da todo igual. O tienen un plan maestro que desconozco. El caso es que no lo entiendo. No me entra en la cabeza. Me ataca hasta casi llegar a la vergüenza ajena. Y después, quejas con fundamento pero sin base. O mera aceptación, desgana, vuelta a empezar. "Salgamos". "No me apetece". "Venga, coge el coche. No está tan lejos, y no has bebido tanto".

O la vida no es tan difícil, o nos da igual. Bueno, a mí no. Y por suerte, parece que hay gente que tampoco. Pero de momento, no son demasiados.

lunes, 19 de septiembre de 2016

Vuelta adelante

No creo que mis memorias puedan llegar a ser de mucho interés. Quizás se deba a mi falta de ímpetu por destacar. Pero sí creo que merecen la pena mis razonamientos.

Por regla general, cada persona es consciente de su ser, de su vida. Es tanto un espacio privado como una jaula, pues estamos confinados en nosotros mismos. No se puede ser otra persona, no se puede saltar de mente en mente. Cualquier escenario figurado, cualquier planteamiento que involucre receptores externos, está basado en la suposición de la igualdad, de ciertos hechos aceptados. Son aquellos sobre los que ni siquiera se llega a conjeturar, ya que la misma razón tiende a obviarlos.


Este “lapsus social” tiene un mayor peso al hablar de impresiones. De pequeños matices, nimiedades de la vida banal, que se convierten en el esqueleto de la espiritualidad. No poder sacar conclusiones de impacto de una creación sobre alguien es el primer reclamo que tengo para crearlo. Que la abstracción no derive en escasez es prácticamente un deber, un deber imposible de comprobar, ya que el empirismo sentimental está, y estará, atado al ser al que pertenece. 

martes, 14 de junio de 2016

Frágil.

Superado por las posibilidades, acepto media derrota y echo la vista atrás. Con una voz limpia, aquellos que soportaron el peso de los cadáveres cantan, para olvidar el deseo de ser transportados. Para hacer saber que, al cruzarse mi mirada con la de la realidad, su existencia no tendrá principio ni fin. 

domingo, 15 de mayo de 2016

Plus.

It is my fault to live
Yet I still am here
Pounding at the walls
With nailed glass at my feet

I look outside myself
And see the change of will
Forgive the past mistakes
That brought me to this end

What has it become?
The sign of desperation rises
Fed, by the ashes of, empires
That once were built in an only mind

Satiric words, keep flowing
Preacher of the dark, keep moving

viernes, 13 de mayo de 2016

Kneeled.

No true words to be found in the writing of others. No actions to help you out of confinement, as this quest is yours to live and suffer. So, from rivers of despair to oceans deep with pain, alone you’ll find yourself, in a constant prayer, roaming wherever peace may be. 

lunes, 28 de marzo de 2016

Inconsciencia.

Hace unos días encontré, en lo alto de mi armario, un texto que escribí hace quién sabe cuánto. Creo que no es mala idea publicarlo, así que allá va.


Incomodidad. Para evolucionar. Para dar un aliento de existencia. Para demostrar, no al mundo, sino a nosotros, que hemos venido a algo más.

Conseguir lo que aventuramos imposible es el sino de un fugaz paso por un paréntesis inexistente, del cual creemos ser dueños. Mas, gobernados por un no ser, vamos mutando hasta él, siendo lo que nunca ha existido, y nunca habrá de ser. Tratando de vivir en un estado de salubre inconsistencia, convenida por nadie y aceptada por todos.

Aquél que se creyó loco solo doblaba un borde que nunca se deberá romper, que separa dos grupos no necesariamente distintos ni distinguibles, tal vez nunca presentes. Solo Nadie lo sabe.

No se puede obviar la verdad. No sabemos si está dictada de antemano, si hay un criterio. Habremos de asumir la inconsciencia. Asumir y vivir, son, en cierto modo, redundantes.


Y hasta aquí. No sé qué andaría pensando por aquel entonces, pero lo cierto es que a veces escribo unas cosas muy raras.

miércoles, 24 de febrero de 2016

Spend.

No quiero caer en la trampa social que asfixie mi libertad. Quiero, paradójicamente, ser útil a los instruidos por las casposas masas que alzaren sus dedos sin reparo, pues busco tranquilidad de conciencia en ambos extremos, aun cuando no me sirva de nada.

Me duele ver como el hombre puso precio a Dios, lo llenó de galas, lujos y paz y le dio un lugar bien conocido por solo algunos. Yo de momento compraré el mío, a mí gusto, mientras intento tener valor para abrir los ojos y sostener la mirada.